Alex Iwobi 2.0
Es 2022, Iwobi es mediocentro, juega en el Everton y es uno de los mejores en su posición. Los humanos todavía no volamos pero a este ritmo faltará poco.
Frank Lampard nunca me ha parecido un entrenador de élite. En una liga de técnicos lucharía por mantener la categoría. Sería el Newcastle, pre-Arabia Saudí, de los preparadores: toda la temporada en el desfiladero para salvar el pescuezo a falta de tres jornadas.
A pesar de ello, como otros entrenadores que antes fueron futbolistas de enorme recorrido nacional e internacional, Lampard tiene en su haber una carta limitada de incalculable valor: la capacidad de convencer al futbolista. En los fichajes de Neal Maupay, Amadou Onana o Conor Coady, operaciones en las que el Everton tuvo que enfrentar competencia, la palabra y el carisma de Lampard fueron definitorios. Los propios futbolistas lo han admitido.
Sobre su emoción por jugar para Lampard, Conor Coady añadió:
"La primera conversación que tuve con él fue un poco surrealista. Es uno de los mejores jugadores ingleses de todos los tiempos, uno de los mejores centrocampistas de todos los tiempos. Probablemente sea una de las mejores llamadas telefónicas que he tenido. Escuchar la forma en la que habla del Everton, la pasión que tiene por el club y la ciudad y cómo quiere mejorar fue simplemente increíble. Para ser sincero, se me puso la piel de gallina al hablar con él".
Por increíble que parezca, el mayor éxito de Lampard no ha sido ni la salvación de la temporada pasada ni la apuesta por Anthony Gordon sino la reconversión de Alex Iwobi a mediocentro/interior.
1. Lo que hace ahora que antes no hacía
El nigeriano ha encontrado finalmente su espacio en la Premier League tras tres años siendo el ejemplo perfecto de la nefasta política de fichajes del Everton. Es, junto a Pickford, Tarkowski, Nathan Patterson y Anthony Gordon, uno de los cinco futbolistas que ha jugado todos los minutos disponibles. Es un híbrido entre mediocentro box-to-box e interior de movimiento vertical.
La transformación le ha venido de lujo porque el rol que ahora ocupa le permite mezclar sus mejores características. A disposición de Lampard ha puesto su incansable energía, su constante traslado del balón y una sorprendente capacidad para ganar duelos y recuperar balones.
Es omnipresente. Ver un partido del Everton es ver a Iwobi por todas partes. Lo que puede no conseguir con calidad, la cual es suficiente para ser técnicamente el mejor del centro del campo de su equipo pero no llega a ser élite, lo arregla yendo y viniendo una y otra vez.
Iwobi es un futbolista de mucha energía y con capacidad para repetir esfuerzos. Tiene piernas y potencia, es ágil y lee bien los tiempos del partido, aunque exista todavía espacio de mejora en este último aspecto.
Sin embargo, el modelo de juego de Lampard, centrado en esperar en bloque bajo y salir al galope, reduce en Iwobi lo que podría ser un aún más alto número de presiones por partido: suma 21’54 en total, 7’9 en el tercio defensivo (percentil 86º, comparado con mediocentros) y 4’75 en el tercio ofensivo (percentil 89º). Muy buenos números.
En esta secuencia persigue el apoyo de Tyler Adams y no se frena cuando el balón pasa de Llorente (central), sino que sigue hasta llegar a Meslier…
…y consigue forzar un lanzamiento en largo que, gracias al buen posicionamiento de sus compañeros, hace que el Everton recupere la pelota.
No está mal acompañado en este gráfico. Y eso que he elegido las dos variables en las que más puede crecer también. A nivel defensivo, en general, puede aportar más incluso. Pero en un equipo como el Everton, promediar 11’4 recuperaciones sin ser el pivote del equipo (lo es Onana, con quien ha congeniado bien) es signo de una implicación defensiva muy notable.
2. Lo que antes hacía, pero mejor y con más importancia para su equipo
Su naturaleza, el hecho de haber sido extremo durante toda su carrera, le lleva a seguir orientando sus participaciones hacia posiciones cercanas a la línea lateral. Tiene libertad para contribuir a la progresión desde el perfil izquierdo. No sólo en la mitad superior del campo, ahora también en la construcción de juego de su equipo.
Aquí ocupa posición de lateral para recibir orientado y poder ver el juego de cara para combinar (aunque brille más su condición de mediocampista con buena resistencia a las presiones jugando de espaldas).
En la misma vertical pero en una posición más avanzada, demuestra calidad en el pase final con la asistencia en el 0-1 de Anthony Gordon. Todavía guarda en la mochila de la experiencia un sinfín de cualidades ofensivas (pases clave, regates, gestos técnicos para salir de presión, cambios de orientación y centros), que le hicieron ser uno de los extremos más prometedores de Hale End.
Las estadísticas acompañan al ojo y confirman que lo de Iwobi lo sostienen también los datos: comparado con otros mediocentros, se sitúa en el percentil 94º en pases al área (1’56 por partido), en el 90º de acciones que crean remates (2’43 por partido), en el 89º de regates completados (1’33 por partido).
Y recibe 3’23 pases progresivos por partido. Es decir, no sólo es de valor lo que hace cuando tiene el balón sino también lo que hace cuando no lo tiene, lo que consigue con su movimiento.
Ahora que termina el mercado de fichajes, os haré una confesión: creo que hubiese sido un buen centrocampista para el Liverpool (lo sé, juega en el Everton) y era mi apuesta ideal. Tiene las cualidades que el Liverpool necesitaba: progresión (a través del pase y de la conducción), trabajo defensivo, calidad en el último tercio y capacidad para repetir esfuerzos.
Mientras el Everton crece, aunque no gane, Iwobi lo mantiene anclado defensivamente y le da potencia con sus cabalgadas tras convertirse en uno de los centrocampistas más completos de la Premier League cuando ya nadie parecía apostar por una remontada de tal magnitud. Un punto para Frankie Lampard.